miércoles, 2 de mayo de 2012

RESUMEN ARTÍCULO DE MARIO VARGAS LLOSA "MAS INFORMACIÓN, MENOS CONOCIMIENTO"


El presente artículo se inicia evocando a Nicholas Carr, Literato de la Dartmouth College de la Universidad de Harvard, quien descubrió que había dejado de ser un buen lector, y, casi casi, un lector, pues su concentración se disipaba cuando empezaba a leer un libro, más aun si era complejo y demandaba mucha atención y reflexión, experimentaba que en su mente nacía un rechazo a continuar con el empeño intelectual de la lectura. Por lo que tomó la decisión radical, de abandonar junto a su familia, las instalaciones de Boston y vivir en una cabaña de las montañas de Colorado, donde no había telefonía móvil e Internet. Luego de dos años, escribió el libro The Shallows: What the Internet is Doing to Our Brains, en español, Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? .

Vargas Llosa quedó admirado con el libro de Carr, donde este último reconocía la extraordinaria aportación de las megaempresas informáticas como Google, Twitter, Facebook o Skype, las cuales ofrecen servicios de información y comunicación, ahorrando tiempo y facilitando a una inmensa cantidad de seres humanos el acceso a las mismas.

El Premio Nobel indica que: ¿quién podría negar que la informática es un avance casi milagroso que, haciendo un pequeño clic con el ratón, un internauta recabe una información que hace pocos años le exigía semanas o meses de consultas en bibliotecas y a especialistas?. Por otro lado plantea la siguiente pregunta: ¿Para qué mantener fresca y activa la memoria si toda ella está almacenada en algo que un programador de sistemas ha llamado "la mejor y más grande biblioteca del mundo"?.

Mas adelante señala que los alumnos están acostumbrados a “picotear” información en sus computadoras, sin tener necesidad de hacer prolongados esfuerzos de concentración, lo que ha permitido perder el hábito de hacerlo, y han sido condicionados para contentarse con ese resplandor cognitivo a que los acostumbra la Red.


Finalmente Varas Llosa cita a Van Nimwegen, quien dedujo luego de algunos experimentos: que confiar a los ordenadores la solución de todos los problemas cognitivos reduce "la capacidad de nuestros cerebros para construir estructuras estables de conocimientos". Lo que le impulsa a llegar a la siguiente conlusion al literato: “…la robotización de una humanidad organizada en función de la "inteligencia artificial" es imparable”.

CUESTIONARIO
¿Es cierto que existe una distorsión en la capacidad de análisis del lector que está atado a la información reverberante del internet?. De ser positiva su respuesta, ¿cómo se produce ésta?

La pregunta planteada trata de establecer si existe algún vínculo o algún nexo entre la distorsión en la capacidad de análisis del lector con la información reverberante del internet, es decir por un lado un complejo proceso mental y por otro la lectura de la información ofrecida por internet, pues lo compararía el primero con el proceso de observar y el segundo como el acto de ver, y Por lógica podemos concluir que realizar una análisis de lectura necesariamente necesitamos interiorizar toda la lectura a través de un proceso mental, y lo ofrecido por internet no permite el desarrollo del mismo pues el texto materia del mismo es muy ínfimo, reducido.

Entonces para responder la pregunta inicial, debemos plantearnos el supuesto que una Persona internauta usuaria del Internet necesite por circunstancias del destino, analizar una lectura de la centellante internet, caso que no se presenta, sin embargo es solo un supuesto, y de acuerdo al mismo puedo llegar concluir que, la capacidad de análisis de una persona está ligado directamente a su capacidad de interiorizar y comprender una lectura, lo que generalmente -por la destellante infromación- no se puede realizar.

Es que el internet no es un medio para analizar una lectura, pero en algo estoy de acuerdo con el Doctor Mario Vargas Llosa, que el internet te facilita tanto la información que uno no tiene la necesidad de hacer prolongados esfuerzos de concentración y ello conlleva a perder el hábito y hasta la facultad de hacerlo.

Para sustentar como se produce esto es que la lectura es una actividad compleja del cerebro, siempre se nos ha enseñado que debemos desarrollar los niveles de lectura como el entender, comprender, analizar e interiorizar la información, lo que obviamos pues la misma es abundante y solo utilizamos lo necesario para cumplir con nuestros deberes, por lo que muchas veces confiamos a los ordenadores la solución de todos los problemas cognitivos, reduciendo la capacidad de nuestros cerebros para construir estructuras estables de conocimientos.

1 comentario:

  1. Se dice que la Web contribuyó a las posibilidades de comunicación, por ende también a la comunicación de la información y, por lo tanto, a la comunicación de conocimiento, es decir, en definitiva, de la educación, de la cultura, etcétera, etcétera, etcétera. Pero amigos de la informática: ¿Cuál es la certeza, si es que hay modo de verificarlo, que, habiendo recorrido de nodo a nodo las infinitas fuentes de información y, habiendo encontrado una documentación exacta referida a nuestra búsqueda, hayamos aprendido algo verdaderamente? Ustedes dirán: sí, se aprende de una manera veloz y cada vez más autosuficiente. En un futuro, como lo ha premonitado la ciencia-ficción, el trabajo duro será para las máquinas, ya no habrá que esforzarse y el conocimiento será ampliamente generalizado y global. Y tienen razón, quizás haya un conocimiento, pero para mí, así, jamás un aprendizaje. Aprender es más que conocer, aprender no solamente es absorber contenidos, se trata aquí de nuestro futuro como personas capaces de forjarse una identidad, un carácter que no se traman en lo virtual. La Internet, no puedo dudarlo, tiene sus beneficios, pero el aprendizaje, señores, es en lo profundo y en lo personal. Una cultura virtual no respeta identidades, las personas se relacionan no con un autor, con un libro, sino con una enciclopedia. El trato es tan amplio como poco comprometido. Y una educación sin profundidad y sin compromiso raya en el ocaso. Sin embargo, yo, Javier Santos Rodríguez, estoy lejos de tener una verdad acerca de este asunto. Realmente estamos parados en un momento de transición para mí, entre dos edades históricas, y eso no nos da permiso para elaborar una conclusión verdadera. Otros más hábiles sabrán refutar todo lo dicho anteriormente y tendrán sus razones. Por eso, creo que existe en mí un cuestionamiento que va más allá de la disyuntiva y que determina como necesarias las dos posiciones. Veo la cultura como un barco de vela en alta mar. Me parece sinceramente que no habría avance cultural sino por el viento que adviene lo nuevo, lo moderno, la tecnología y la informática. Pero, pero, para que un barco cultural avance es necesario su vela, es decir la resistencia a ese viento, que si no fuera por la vela, sería puro vértigo y habría quizás un riesgo que no significaría cambio, sino algo peor, degradación de la cultura. Creo, y en eso estoy muy seguro, que los cambios son moralmente buenos pero que tienen que ser paulatinos y suaves. Aun así, percibo necesario el viento, el vértigo contenido en diálogo con la vela. Tampoco se avanza sin viento.

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